El presidente del Gobierno suele admitir en privado que ganó las Elecciones Generales de 2004 gracias a los atentados del 11 de marzo. Así lo cuenta, al menos, uno de sus ex asesores, el periodista Javier Valenzuela, en un libro recién publicado. Según Valenzuela, Zapatero ha reconocido en más de una ocasión la trascendencia que la política internacional tuvo en su ascenso político: "Yo mismo –suele decir– gané las Elecciones españolas con temas de política internacional: la Guerra de Irak y el terrorismo islamista que produjo los atentados del 11-M", ha extractado Europa Press del libro Viajando con ZP. En una jornada marcada por confidencias políticas, el director de El Mundo ha publicado este domingo el contenido de una conversación telefónica con Zapatero en la que éste atribuyó a Felipe González la tesis de que el 11-M fue "un trabajo por encargo de ETA"
LD (Europa Press) El periodista Javier Valenzuela, que durante los dos primeros años de la actual legislatura fue director general de Información Internacional en el Palacio de la Moncloa, ha publicado un libro titulado Viajando con ZP en el que cuenta su experiencia al lado del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, en los viajes internacionales en los que lo acompañó durante ese tiempo.
Aunque el libro es en general muy elogioso para el jefe del Ejecutivo, Valenzuela también recoge algunos de los errores que a su juicio ha cometido Zapatero, tanto en asuntos domésticos, como el Estatut de Cataluña o la negociación con ETA, así como otros de política internacional.
A lo largo del libro, Javier Valenzuela trata de desmentir la impresión de que al presidente del Gobierno no le gusta hacer viajes fuera del territorio español, explicando que Zapatero es consciente de que en el siglo XXI bastantes de las diferencias entre política nacional e internacional se han desvanecido. "Yo mismo –suele decir– gané las elecciones españolas con temas de política internacional: la guerra de Irak y el terrorismo islamista que produjo los atentados del 11-M", relata Valenzuela en boca del presidente del Gobierno.
Brevemente habla de la relación de Zapatero con Felipe González.
Valenzuela dice que es "compleja" y "semejante a la que un hijo tiene con un padre al que admira y respeta, pero ante el que reafirma su propia identidad". El libro revela que González le dio dos consejos a Zapatero en materia de política internacional: que no se fiara de Fidel Castro y que diera al Rey el protagonismo debido en los asuntos de Estado relacionados con la política exterior.
En el libro, recogido por Europa Press, Valenzuela argumenta que Zapatero es "capaz de proyectar su visión a años vista", y "también es bueno en el día a día, en el regate corto", pero le falla "el medio plazo, la mirada a meses vista".
A eso se une que le "cuesta trabajar con equipos bien definidos", concluyendo que "esos dos factores hacen que, en algunas ocasiones, se embarque en grandes proyectos sin elaborar un plan detallado de acción, sin formar un equipo que asuma claramente la gestión del asunto, sin atribuir responsabilidades bien definidas a unos y otros, sin jerarquizar esas responsabilidades, sin preparar respuestas a los obstáculos previsibles".
A su juicio, "esto fue patente en su gestión de la reforma del Estatuto de Cataluña". "Que si el asunto lo llevaban Maragall y los socialistas catalanes, que si lo llevaba Rubalcaba, que si lo llevaba él mismo...
Que si se aceptaba el texto como saliera de Cataluña, que si se retocaba en Madrid hasta dejarlo limpio como una patena, que si se hacía esa limpieza en el Parlamento español, que si se hacía en La Moncloa... Al final, Zapatero se sacó un conejo de la chistera, su pacto personal con Artur Mas, el líder de Convergencia i Unió, que sí, desatasco el Estatuto, pero a costa de un tremendo ataque de celos de Carlos Rovira y su ERC", escribe Valenzuela.
Continúa afirmando que "lo mismo ocurrió con el proceso para terminar con el terrorismo de ETA", porque frente a las duras críticas del Partido Popular al proceso, "los mensajes emitidos por el Gobierno eran mínimos y confusos", de manera que "los españoles, que en su mayoría habían acogido con esperanza el comienzo del proceso, empezaron a marearse".
Considera que el presidente del Gobierno debió haber utilizado algún formato televisivo para explicarse a los españoles, "pero no lo hizo ni una sola vez", concluyendo que "resulta difícil de entender".
Posteriormente, cuando se produjo el 30 de diciembre el atentado de ETA en Barajas, dice que "era tan mala la comunicación de Zapatero y su Gobierno que ni tan siquiera supieron poner suficientemente de relieve que el atentado desmentía brutalmente las acusaciones derechistas de que los socialistas habían concedido a los etarras todo tipo de prebendas".
Errores de comunicación
También incluye una lista de los "errores de comunicación de Zapatero" que Valenzuela padeció "en carne propia" durante esos dos años. Cita en primer lugar las declaraciones del presidente del Gobierno en septiembre del 2004 en Túnez donde "se salió del guión e improvisó" dando a entender que invitaba a otros países a seguir el ejemplo español, retirando las tropas de Irak. "Logramos poner las cosas en su contexto y calmar las aguas, pero el asunto dejó un poso de rencor en Bush y en los suyos", explica.
Añade que "tampoco estuvo acertado semanas después, el 12 de octubre" cuando "expresó sus simpatías por la candidatura del demócrata Kerry" y más tarde, en el 2005 al valorar el resultado de las elecciones alemanas, que había ganado Angela Merkel por muy escaso margen. Valenzuela elogia la tranquilidad que habitualmente traslada Zapatero a sus colaboradores, pero cuestiona que "transmite a veces la sensación de una excesiva seguridad en sí mismo y una excesiva confianza en su baraka". Por ello se pregunta si "¿es inagotable su buena estrella?", respondiendo que "el atentado del 30-D debería servirle de revulsivo".
Indirectas de EEUU sobre el terrorismo
Valenzuela recoge en su libro las relaciones entre España y Estados Unidos en este periodo, incluyendo algunas de las conversaciones ocasiones que tuvieron George Bush y José Luis Rodríguez Zapatero. El peor momento fue entre el otoño del 2004 y la primavera de 2005, con "escarceos verbales entre ambos gobiernos". El autor explica que en Washington no gustaron las declaraciones de Zapatero en Túnez, ni otras posteriores de José Bono, en vísperas de la fiesta nacional del 12 de octubre".
"Pero tampoco hicieron la menor gracia en Madrid algunos gestos y comentarios del entonces embajador norteamericano en España, un millonario californiano de origen griego que no se había tomado la molestia de aprender castellano y al que, según cuentan, le gustaba regar con generosidad los almuerzos en las cenas", explica Valenzuela, quien a continuación incluye una enigmática frase: "Ni ciertas indirectas de Washington vinculando el marcharse de Irak con dar alas al terrorismo". Pese a todo, asegura que los dos países mantuvieron la cabeza fría.
"Peculiar liderazgo" de Zapatero
El libro aborda también la forma de trabajo en el Palacio de la Moncloa y en especial del presidente del Gobierno. Valenzuela afirma: "el sistema de liderazgo de Zapatero es muy peculiar. No adopta la forma de una pirámide jerarquizada en la que él ocuparía la cima, sino que más bien está formado por una serie de círculos de composición y tamaño diferentes, de todos los cuales él es el centro". "Uno de esos círculos es el familiar: su padre, su hermano Juan y su primo materno José Miguel son también consejeros en muchas materias. Otro, el de sus asesores personales: Miguel Barroso, Miguel Sebastián, José Andrés Torres Mora y el especialista en sondeos José Luis Zárraga.
El tercer círculo es el del partido, con José Blanco, Alfredo Pérez Rubalcaba.... El cuarto, es el monclovita, con María Teresa Fernández de la Vega, José Enrique Serrano, Nicolás Martínez Fresno... El quinto son "sus favoritos en el Gobierno": José Antonio Alonso, Miguel Ángel Moratinos, Jesús Caldera..
Finalmente dice que "sexto bien podría ser el constituido por los jóvenes dirigentes socialistas que le han acompañado en su ascenso: Trinidad Jiménez, Carmen Chacón, Leire Pajín..."
Añade que Zapatero es poco aficionado a las reuniones colectivas formales y que "sin el móvil, que le permite llamar a los suyos a cualquier hora y desde cualquier lugar, saltándose los conductos reglamentarios, su sistema de liderazgo no funcionaría".