sábado, octubre 28, 2006

Vida.


¿La vida es un suceso altamente improbable o es la consecuencia inevitable de una rica sopa química disponible en todas partes en el cosmos? Los científicos han hallado nueva evidencia de que los aminoácidos, los "bloques de construcción" de la vida, pueden formarse no sólo en los cometas y asteroides, sino también en el espacio interestelar.Este resultado es consistente con (aunque por supuesto no prueba) la teoría de que los ingredientes principales para la vida vinieron del espacio exterior y, por lo tanto, los procesos químicos que produjeron la vida pueden haber ocurrido en otras partes. Los aminoácidos son los "ladrillos" de construcción de las proteínas, y las proteínas son un tipo de compuesto que está presente en todos los organismos vivos. Se han encontrado aminoácidos en meteoritos que han caído en la Tierra, y hay evidencias de que también se pueden formar en el espacio. El número de estrellas en nuestra galaxia, la Vía Láctea, de cerca de 400.000 millones, es un número tan grande que casi queda más allá de nuestra imaginación. Cierto número de estas estrellas probablemente tiene planetas que son potencialmente hospitalarios para el desarrollo de la vida.La variedad increíble de vida que convive aquí en la Tierra, desde los microbios al musgo y de los árboles a la gente, sugiere una fuerte tendencia natural a que se origine la vida y luego se diferencie. Es probable que el universo esté plagado de tendencias y procesos similares, al igual que de productos químicos similares e iguales principios biológicos. Las leyes de la naturaleza son universales y la naturaleza es, por lo general, uniforme. No hay razón para suponer que nuestro planeta es el único lugar conveniente para la vida en todo el universo. Dadas las condiciones apropiadas, la vida se desarrollará en cualquier planeta propicio, o en sus satélites. Por lo tanto, es probable que la vida se haya presentado en varios lugares en nuestra galaxia. La comunicación rudimentaria, la organización social, las herramientas y la inteligencia han aparecido independientemente en varias especies en la Tierra. Al menos uno de estos logros aparece entre los chimpancés, gorilas, delfines, ballenas, perros, gatos y caballos, por ejemplo. No parece arriesgado presumir, entonces, que tales características se han presentado en otros planetas a lo largo del tiempo.Es importante considerar también que hablar de vida en lo general puede significar referirse desde bacterias o microorganismos unicelulares muy rudimentarios. Hablar de una especie tan compleja como el ser humano implica referirse en cierta forma a vida inteligente. La vida en general puede ser más abundante de lo que suponemos. Está como muestra el aún discutido descubrimiento en 1996 de fósiles de bacterias en un meteorito marciano localizado en la Antártida. El satélite natural de Júpiter, Europa, podría contar con un océano bajo su suelo congelado en el cual se presentaran temperaturas y condiciones de vida rudimentaria. Por otra parte, el reciente descubrimiento de posibles mantos acuíferos en el planeta Marte también alienta la existencia de vida rudimentaria en ese planeta.Lo que podríamos llamar vida inteligente, más o menos evolucionada que la nuestra, podría ser menos común que la presencia de vida en general, por el cúmulo de condiciones que se requieren para que ésta evolucione.